viernes, 29 de julio de 2016

C2. FUNCIONES DEL ARTE POPULAR





Por: Elkin Bolaño Vásquez
Coordinador Salón de arte popular

Existen tres formas de observar las limitaciones y fortalezas del Salón de arte popular:

1. Personal: cuando los artistas, al presentarse a un concurso de arte, asumen que sus reveses son ataques personales, en vez de tomarlos como invitaciones a mejorar el resultado de sus trabajos. Independientemente de comentarios desalentadores, es importante entender que en el universo del arte las desilusiones son lecciones confusas que crean dudas, temores y angustias, pero que a su vez son exámenes que definen el alcance de la pasión que siente cada quien hacia su arte. En estas competencias, las desilusiones no se desvanecen culpando las deliberaciones de los organizadores, ellas necesitan liberarse de la carga emocional para clarificar ideas, perfeccionar procedimientos y enfocar las expectativas artísticas con otro tipo de obra.

La mayoría de los participantes del Salón de arte popular reconocen que este certamen cambió su percepción del mundo del arte, influenció la forma como aplican la autocrítica y generó nuevos esquemas de pensamiento con cambios sustanciales en sus vidas. Además, este Salón surge en un momento coyuntural que está definido por los avances tecnológicos, científicos, económicos y globales dando oportunidades a los artistas a que lo comparen con dinámicas artísticas que acontecen en otras partes del mundo.

2. Institucional: cuando se busca equilibrio entre la infraestructura cultural, la creatividad y el impacto social. Si bien la misión del Salón de arte popular es abrir espacios para divulgar las obras de los artistas empíricos, debemos recordar que ello necesita de una logística mínima adecuada. Generalmente limitamos la infraestructura cultural a la existencia y funcionamiento de museos, bibliotecas, teatros, centro culturales y similares, como la responsable directa de la difusión de las expresiones artísticas. Sin embargo, descuidamos la trascendencia del sistema educativo en la trasmisión de reconocimientos sobre la importancia del arte para la sociedad. Tal es la deficiencia, que una asignatura como lenguaje, con un espacio tan preponderante en el currículo académico, tiene una precaria experimentación literaria, los formalismos y definiciones eliminan cualquier didáctica que invite a la exploración creativa de los niños y adolescentes.

Esta situación es más vulnerable en la educación artística. En la medida que se considera un relleno del pensum escolar, se reduce sustancialmente la injerencia que el arte puede tener en el desarrollo psicológico, intelectual e interpersonal de todo individuo, debilitando virtudes sociales como la sana convivencia, la solidaridad y el respeto a la diferencia. En ese sentido, el movimiento del arte popular, con su amplia divulgación a nuevos públicos, aporta elementos que ayudan a articular las complejas facetas de la vida con la necesidad de buscar nuevos puntos de vista a costumbres que generan fragmentaciones en la comunidad. Todo esto bajo la consigna que busca despertar de la consciencia estética dormida en aquellas personas con escasas oportunidades para disfrutar de las bondades del arte.

3. Social: cuando el público identifica que sus conocimientos también son valores estéticos importantes para la interpretación del arte. Este descubrimiento es trascendental porque aumenta la autoestima de las personas y reduce sustancialmente el rechazo que los grupos sociales populares tienen hacia las instituciones culturales, cambiando la visión elitista que se tienes de ellas. Además, y como consecuencia de la época actual, las personas que componen los nuevos públicos ya no pueden ser tratados como analfabetas, porque cada vez están más cercanos a mayores flujos de información lo que obliga a los espectadores a incorporar nuevos elementos para la comprensión de sus propias realidades.

Sin la participación activa de la sociedad, ni las exigencias y disciplinas que demanda la voluntad creativa de los artistas, los esfuerzos, programas y proyecciones didácticas de las instituciones culturales no tienen importancia. Por ello, es menester de todos los actores del mundo del arte, acercar cada vez más los intereses, esperanzas, desilusiones y conocimientos, para descubrir respuestas innovadoras que redunden en beneficios compartidos para estos tres estamentos.

En conclusión, estos tres agentes del mundo arte están en búsquedas permanentes para dar solución a intrincados procesos como la creatividad, el equilibrio social y la incorporación de nuevos derroteros en la forma de enfrentar la realidad. El artista depura sus ideas y perfila sus expectativas en la realización de una obra de arte. El promotor cultural se empeña en enriquecer la consciencia estética, como eslabón fundamental de la voluntad solidaria. El público descubre nuevos significados que nutren la personalidad, el intelecto y la empatía social. En suma, tres virtudes que se compaginan armónicamente en las dinámicas generadas por el movimiento del arte popular colombiano.

¿Sientes que tus intereses coinciden en alguno de estos tres agentes?

¡Cuéntanos como te relacionas con ellos!

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